Carta de amor
Nemotecnia
Una tendencia, es algo temporal
Un sentimiento, algo vital
Un presagio, infinito adagio;
Pero mi amor por ti
No es sólo algo.
(Joseph Sczënczë)
A veces, cuando me acuesto y, aun antes de dormir, hago un repaso mental de las cosas que he hecho durante el día.
Intento recordar, sobre todo, los momentos más felices, gratos o los que me transmiten mejores y más humanas emociones.
En algunas ocasiones consigo dormir con el recuerdo de tus sedosos labios, quizá sea ese recuerdo el que me mantiene vivo, el que me ayuda a seguir arrastrando este saco de huesos por la superficie de la Tierra, el que, al fin y a la postre, tira de mi ser para aferrarme a la vida, para continuar luchando, recordando… convertido en una especie de ciclo o rueda vital.
Cuando no consigo recordarte, dormir se me hace más doloroso, se convierte en una especie de muerte vital en la cual siento el dolor de la pérdida dentro de mi corazón, el recoveco que dejó tu presencia en mi lúgubre existencia.
Es entonces, y sólo entonces, cuando siento o creo sentir que la realidad palidece y empieza a carecer de sentido y orden. No se trata de una exposición lineal, sino que tiene una sección plena de altibajos resaltados de manera vertiginosa como una montaña rusa, como un gráfico mal dibujado.
Todo lo vivido contigo es todo lo que soy, todo a lo que aspiro o todo a lo que he de aspirar.
Ahora, en el lecho al despertar del día siguiente, boca arriba y recordándote me hallo. Me sorprende el frío de la mañana entumeciéndome los huesos, los músculos e incluso las pasiones. Es así, en este estado como me encuentro ante tu ausencia, como un ángel caído, sin alas ni eternidad, sin la luz de tu rostro que infunda un hálito de vida en mi existencia para hacerla merecedora de el don divino, del toque mágico y consolador que permita la posibilidad de continuar, de albergar la esperanza de tenerte entre mis brazos de nuevo.
¿Qué sentido tiene la vida sin ti? ¿Cómo podré resistir?
Estas preguntas se dispersan por mi mente, ocupan mi tiempo, anegan mi voluntad transfigurándome en un mero ser que lucha por sobrevivir, sin garantías ni concesiones.
Aun así, mi cuerpo se empeña en sobrevivir batiéndose en un duelo constante contra el despojo de mi alma, se empeña en renacer.
Yo albergo el tenue pensamiento de estar contigo de nuevo, de fundirme a ti, de ser contigo, de volverte a ver…