Buenos días:
Pareciere ya un hábito más, esto de escribir aquí o rellenar los huecos allá, de un folio en blanco que me sugiere tantos pensamientos. Lejos de mí tal intención, que sólo es el alarido de mi reseca alma que clama por dar salida a todo cuanto, ya añejo, experimento en otras vidas, en otros lugares.
¡Ah, amada mía, más bella, si cabe, que todos los atardeceres que jamás vi!
Por eso, voy a darle gusto a la pobre. Ella que tanto me acompañó y, hasta en ocasiones, me redimió de la mortalidad a modo de un frío y magnificente semidiós...así pues, en la intención está el objetivo y la acción, el tiempo de espera lo es, ahora, tiempo de acción y transformación que no es más que un frívolo juego de mutaciones para no mirarnos al espejo de la realidad.
Deseo que eleven sus alas, deseo que vayan al lugar donde más les guste y sueñen. Sueñen que es real y tan nítido como la luz del día pero, queridos amigos, no se olviden de traerme un rescoldo del fuego sagrado porque, a falta de ojos que retengan la belleza, podré sentir el calor de la vida a través del fuego...no se olviden de mí.
Por mi parte, cuando de regreso vuelvan por esta morada humilde, les recibiré con el corazón de dicha lleno y, en mis labios, estas escuetas palabras que hoy resuenan en mi mente:
EN EL PRINCIPIO
En
el principio la Palabra
trémula
llama
vestido
de seda
cubriendo
el mundo.
Presuroso
silencio hendido y oscuro
A tu
lado lo ignoto
deslizando
el temido conocimiento
sobre
fuerte corcel cabalgas
y en
tus manos; llamas vivas.
En
medio de corazón oscuro,
en
medio del círculo de la nada.
Sentada
bajo principios extravagantes
partes
del hombre erguido
sobre
su nuevo semblante.
¡¡¡Ah,
pobre no tiene espejo!!!
en
el que reflejarse…
En
el principio la Palabra.
Y, para los más avezados, mientras leen pueden escuchar esta melodía:
No se olviden, sean felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario